Subject: Peleas de perros- El juego de la crueldad...
El adiestramiento de un perro de pelea es lo más parecido a una interminable tortura, y su vida es muy corta. Hasta el mejor -campeón- no suele durar más de cuatro o cinco combates; el máximo son diez. De forma, que ganen o pierdan, están condenados a una muerte casi segura. -Los perros de pelea que nos llegan -o que r...ecogemos, porque cuando ya no sirven los abandonan en cualquier parte- vienen con unas heridas tremendas, sobre todo en el cuello y las patas, y es difícil que sobrevivan-, se lamenta el director de la Fundación Altarriba.
Torturados hasta la locura
El entrenamiento tienen dos parte: una -psicológica-, que consiste en enloquecer el perro hasta convertido en una máquina de matar, y otra física.
En cuanto a la primera, para empezar, se les maltrata físicamente, en todo momento, a golpes, pinchazos y arañazos, y se les encierra durante horas en pequeños cubículos oscuros, para que odien todo lo les rodea. La droga es también uno de los instrumentos habituales de adiestramiento: primero les -enganchan- y luego se la quitan, con lo que la furia del perro alcanza niveles de locura.
Otro -ejercicio-, consiste en enfrentarlos a animales más pequeños que ellos, o bien de igual tamaño, pero que no están adiestrados, para -fomentar su autoestima-.
Sparring, destino mortal
Éste es, en general, el destino de los perros de presa que se roban en albergues, perreras y refugios. Según los útlimos datos al respecto de la Guardia Civil, que corresponden a los años 97 y 98, unos 400 de los 2.500 o 3.000 canes que son sustraídos anualmente se destinan a -sparring- de los de pelea. La mayoría de ellos mueren durante los combates de entrenamiento, o poco después, a causa de las heridas.
En cuanto a la parte física, los entrenamientos no son menos salvajes: les atan a coches que alcanzan grandes velocidades; fortalecen su dentadura colgándoles de gomas de ruedas de coches, que el animal no suelta, y les dejan así durante horas; los colocan en una especie de noria, en la que tienen que perseguir a un perro o cualquier otro animal vivo, al que naturalmente nunca pueden alcanzar.....
Los clientes de las grandes organizaciones criminales que se dedican también a las peleas caninas suelen desplazarse, en algunos casos, no sólo a otras provincias, sino que llegan a viajar a disntintos países para no perderse una -gran velada-.
Por eso, la preocupación ante este espectáculo de sangre y muerte no es exclusiva de España. En otros estados de la UE, como Francia y Alemania, la cuestión ha llegado a sus respectivos Parlamentos.
Psicópatas y -machos-
Pero ¿cuál es el perfil de un sujeto al que le divierte contemplar un espectáculo en el que dos seres vivos se despedazan antes sus ojos? Según los informes psicológicos de que disponen algunas protectoras de animales, se trata, en general, de individuos con transtornos de personalidad de distintos tipos, desde psicópaticos muy agresivos a personas con graves complejos de inferioridad.
Un estudio de la Universidad de Harvard, realizado en los estados sureños de EE.UU, donde las peleas son abundantes y en algunos casos -tradicionales-, concluyó que los hombres -espectadores casi exclusivos de estas luchas a muerte, donde es inaudito encontrarse a una fémina- asisten para -reforzar su masculinidad-. Según el informe, los espectadores del sangriento -deporte- (como lo califican sus aficionados) sienten su ego -inflado- con las características de los canes, que se atribuyen a sí mismos: -Agresividad, competitividad y fuerza-.
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